La autoestima es clave para el éxito personal.

La Autoestima es la visión más profunda que tenemos de nosotros mismos, la suma de la confianza en nuestra capacidad de pensar y afrontar los problemas de la vida y el respeto por nuestras necesidades y sentimientos sabiendo que somos merecedores de la felicidad.

El modo en que nos sentimos con nosotros mismos afecta de forma decisiva en todos los aspectos de nuestra vida, por eso se considera una clave del éxito y fracaso personal, con independencia de cómo lo interpretemos cada uno de nosotros. También es una llave que nos abre la puerta para una mejor comprensión de nosotros mismos y de los demás.

La autoestima  alta está íntimamente relacionada con la capacidad de disfrutar de la vida y también con un nivel bajo de vulnerabilidad frente a los ataques de terceros.

Los niños con fuerte sentido de su propia valía disfrutan de una mejor salud, sienten más motivación para aprender, se sienten más seguros, su progreso es mayor y además toleran mejor la frustración.

Según Nathalien Branden existen dos variables que ayudan a un niño a desarrollar una buena autoestima, y que son el derecho a equivocarse y la otra, ser visible en el hogar. La mayor herencia que podemos dejar en nuestros hijos es desarrollar una confianza en sí mismos que los lleve a tener un autoconcepto positivo, dándoles permiso a equivocarse, permitiendo su visibilidad y sobre todo trabajando con nuestra propia autoestima.

Según Branden, las prácticas que fomentan la autoestima son:

  • Vivir conscientemente: es decir generar un estado mental adecuado a la tarea que se realiza. Darnos cuenta de todo lo que tiene que ver con nuestras acciones, propósitos, valores y metas, y comportarnos de acuerdo con lo que vemos y conocemos. Vivir conscientemente implica estar en contacto con nuestra parte interna y respetarla, conocer nuestras necesidades, deseos, emociones y vivir responsablemente.
  • Aceptarse a sí mismo: aceptarme significa valorarme, tratarme con respeto, defender mi derecho a existir y a ser feliz. Aceptar mis emociones, mis pensamientos y conductas como parte de mí. La autoestima es imposible sin la aceptación de uno mismo.
  • Asumir la responsabilidad de uno mismo: asumir la responsabilidad de mis actos,  haciéndome cargo de mi bienestar y de mi felicidad, y sentir un cierto control sobre mi vida.
  • Autoafirmación: buscar una forma adecuada de expresar mis deseos, necesidades y valores basada en el respeto por mi mismo. Vivir conforme a nuestros valores, expresarlos y perseguirlos; oponernos a lo que rechazamos.
  • Vivir con propósito: tener la capacidad de afrontar la vida, fijando metas y actuando para conseguirlas. Significa vivir y actuar con congruencia.
  • Integridad personal: Cuando nuestra conducta es congruente con nuestros valores, y concuerdan los ideales y su práctica, tenemos integridad.

La importancia de una autoestima sana radica en que es la base de nuestra capacidad para responder de forma activa y positiva a las oportunidades que se nos presenten en el amor, en el trabajo y en la diversión. Es la base de esa serenidad de espíritu que hace posible disfrutar de la vida.